¿Alguna vez has oído hablar sobre la amaxofobia? Este tipo de fobia se refiere al miedo a conducir y forma parte de los trastornos de ansiedad. Las personas que lo padecen sienten un miedo enorme al tener que enfrentarse a la situación de conducir, pasándolo realmente mal mientras llevan a cabo la acción, llegando incluso a evitarla por completo. Algunos de los síntomas que presentan las personas que padecen amaxofobia son los siguientes:

 

Dentro de los síntomas cognitivos o de pensamiento podemos encontrar:

    • Preocupación.
    • Inseguridad.
    • Temor.
    • Pensamientos negativos (inferioridad, incapacidad) o catastrofistas (“vamos a tener un accidente”).
    • Dificultad para la concentración y la toma de decisiones.

 

Dentro de los síntomas motores u observables podemos encontrar:

    • Hiperactividad.
    • Temblores y rigidez muscular.
    • Evitar conducir.

 

Y por último, dentro de los síntomas fisiológicos observamos:

    • Taquicardia.
    • Sensación de falta de aire o ahogo y presión en el pecho.
    • Molestias en el estómago y digestivas.
    • Dolor de cabeza.
    • Cansancio excesivo.
    • Sudoración (diaforesis) y mareos.
    • En algunas personas también aparecen pesadillas nocturnas y pensamientos intrusivos sobre recuerdos traumáticos asociados a accidentes o momentos difíciles durante la conducción.

 

¿Qué consecuencias puede tener para las personas que lo padecen?

Efectivamente, la amaxofobia puede tener consecuencias para la persona que la padece y es que puede interferir en su vida diaria en diversos entornos, evitando realizar acciones como salir, viajar e incluso rechazando relacionarse con su círculo social. También puede afectar a la autoestima de la persona, al verse mermada su autonomía y por los propios síntomas que presenta, pudiendo incluso llegar a tener un cuadro depresivo.

 

¿Qué tratamientos hay para la amaxofobia?

Cuando alguien padece una fobia, sea cual sea, debemos realizar una evaluación exhaustiva del problema para determinar el origen de la misma, evitando dar por sentado ciertas cosas que pueden ser relevantes, ya que las causas pueden ser varias y no excluyentes unas de las otras.

Una de las posibles causas de este problema es el haber sufrido una situación traumática, como un accidente de tráfico, o alguna situación adversa o difícil durante la conducción (bien como conductor, copiloto o pasajero) o incluso haberla presenciado o conocido a través de nuestro entorno.

Actualmente hay diversos enfoques complementarios dentro de la psicología con los que se trabaja para tratar la amaxofobia, abordando el problema de forma integral y llegando a la raíz de este como el enfoque cognitivo-conductual, que se centra en trabajar las conductas de evitación y los pensamientos disfuncionales anticipatorios; el mindfulness o atención plena, que pretende que la persona se centre en el presente, en el aquí y ahora, favoreciendo la regulación emocional y por tanto, incidiendo en la disminución la sintomatología ansiosa o el abordaje EMDR (desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares). Este último permite llegar a la raíz del problema y reprocesar los eventos traumáticos asociados al temor a la conducción que han provocado los síntomas actuales en la persona.

 

Independientemente del abordaje y las técnicas utilizadas, lo importante es que la persona deje de presentar la sintomatología de forma progresiva y recupere su vida y el control de la misma.

 

Gema Chaparro
Psicóloga sanitaria y Directora de Vitamorfosis Psicología

  

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 American Psychiatric Association (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (5th ed). Arlington, EEUU: American Psychiatric Publishing.

CABELLO, F. J. R. (2019). Relación entre la sensibilidad a la ansiedad y el miedo a conducir. Apuntes de Psicología36(3), 145-154.

Marín, S. S. (2017). Evaluating the effectiveness of a program designed to overcome the fear of driving or amaxophobia. Securitas Vialis9(1-3), 35-40